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Las normas influyen en que ayudemos más

El altruismo es muy sensible a las normas sociales. De hecho, son estas las que a veces terminan facilitando o impidiendo una conducta de ayuda. Además, muchas de estas normas están determinadas por la adquisición de refuerzos y la evitación de castigos.

Al contrario de lo que muchas personas pueden pensar, el altruismo o la conducta de ayuda no tiene siempre un fondo puro de bondad. Al menos, los estudios psicosociales sobre esta temática parecen respaldar esta idea. Por otro lado, son muchas las variables que hacen que una motivación altruista se llegue a materializar. Entre esos factores moduladores o mediadores nos encontramos con las normas. Así, podemos decir que en un determinado momento, las circunstancias pueden hacer que se produzca un difusión de la responsabilidad o una asunción de la responsabilidad. En este sentido, hay toda una corriente de investigación que defiende que esos aspectos influyen a la hora de que se dé la propia motivación altruista. Sea como fuere, en este artículo vamos a hacer un repaso de estas circunstancias a las que la conducta o motivación altruista es sensible. Algunas están englobados dentro del contexto de las normas, en concreto de las normas sociales.

El papel de la influencia social o normas

La toma de decisión de si ayudar o no en una situación viene determinada en gran medida por procesos que pueden generar la influencia social. Como buenos zoon politikon que somo considerados desde tiempos inmemoriales, el hombre busca recompensas y trata de evitar castigos. En este marco, las consecuencias no han de ser materiales —de hecho usualmente no lo son— sino que podríamos considerarlos refuerzos simbólicos sociales. Las normas sociales son las encargadas de reforzar o castigar de acuerdo con las conductas de los miembros del grupo. Por ejemplo, si la norma dicta que hay que compartir la mitad de lo cazado con los miembros del grupo más débiles, es el cumplimiento de esa norma social la que determina el refuerzo —si se comparte la comida, uno será bien visto en el grupo— o la administración de un castigo —si no se comparte, la consecuencia puede ser la censura o el aislamiento social—. Krebs y Miller (1991) encuentran tres ejemplos de normas sociales que suelen influir en la decisión de brindar ayuda a un tercero o no hacerlo. Esas normas son: reciprocidad, responsabilidad y equidad.


Reciprocidad: ¡devuélveme todo con intereses!

Según estos autores, una de las normas sociales —normas dentro de un grupo de personas amplio— que más influye es la reciprocidad. Esta idea se refiere a un modelo de relación en que la realización de una conducta de ayuda —o de un favor— se emite con la esperanza de que en el futuro la ayuda venga en el sentido contrario. Por ello, la ayuda en este caso se convierte en una especie de inversión para el futuro. Igual acumulamos provisiones ante la amenaza de carestía, también acumulamos favores pendientes de devolver por lo que pueda pasar en el futuro. Nunca sabemos de quién o qué recursos vamos a necesitar, y este es pensamiento que actuaría de motivación para el altruismo. Dentro de la reciprocidad, influyen varios factores que pueden cambiar la topología de la conducta de ayuda. Estos factores son: la necesidad del receptor —si se observa que necesita mucha ayuda, esperaremos una devolución mayor— o los recursos del donante —si el otro no puede ofrecernos recursos de valor, habrá menos probabilidades de que se dé la conducta de ayuda—.

Responsabilidad: te ayudo si dependes de mí

Bercowitz (1972) dijo que el hombre ayuda a quien depende de su ayuda. Por tanto, el hecho altruista o la conducta de ayuda a un tercero también se verá influida por la dependencia que el tercero tiene para con uno mismo. Las personas tienden a sentirse más responsables de la suerte de otros si estos demuestran una mayor dependencia o vulnerabilidad. Es un tipo de altruismo extrínseco, es decir, no satisfactorio por sí mismo, porque también se encuentran refuerzos —tanto positivos como negativos—; la persona busca algo. Ayudar a alguien que depende de nosotros es una buena forma de evitar la culpabilidad, de no tener reproches por parte del grupo o de reforzar el pensamiento que dice que somos importantes y necesarios. Por otro lado, hay muchos factores que pueden retrasar la conducta de ayuda. Uno de ellos puede ser la difusión de la responsabilidad —pensar que otra persona va a prestar la ayuda demandada y delegar en él de forma automática, sin saber siquiera si la hipótesis se va a cumplir— o cambios en el estado de ánimo.


Equidad: ayudar en su justa medida

Por último, otra regla social se refiere a la equidad. La equidad determina una búsqueda de proporcionalidad entre lo que se recibe y lo que se aporta. Por ello, la emisión de la conducta de ayuda depende de la distribución del peso en la balanza. Si se determina que ya se ha ayudado mucho en relación con un tema, la persona pensará que ha hecho ya lo suficiente como para contar con ciertos beneficios. Esto significa que la equidad puede llevarnos a una conducta tanto de ayuda como de egoísmo dependiendo del equilibrio entre costes y beneficios de ese momento. Thibaut y Kelly determinan que la conducta generosa de hoy puede permitirnos prever conductas generosas mañana.

Origen de las normas sociales: los valores

Las normas sociales no son todas iguales en diferentes culturas. De hecho, la universalidad de las normas debe de ser vista desde la comparación transcultural. Esas normas que rigen nuestro comportamiento pueden ser personales —de uno mismo— o culturales —insertas en el grupo social en el que se habita—, pero que están basadas en valores. Los valores son creencias sobre el fin último de las cosas, que a nivel abstracto guían nuestra manera de ser y nuestro juicio sobre lo que ocurre en el mundo. Por ello, también configuran las normas sociales de acuerdo con las cuales vivimos. Los valores más intrínsecos que pueden estar relacionados con el altruismo o la conducta de ayuda son dos: benevolencia y universalismo. La benevolencia se refiere a la preocupación que se siente por el bienestar de personas conocidas y cercanas, que nos importan. La universalidad de refiere a un concepto más abstracto, a la preocupación por el bienestar de las personas en general, del bien común. Dependiendo de los valores sociales, se configurarán otro tipo de normas personales y criterios distintos a la hora de brindar una conducta de ayuda o no hacerlo. De hecho, las normas sociales son muy diferentes en países como La India o Estados Unidos.

  • En La India existe una cultura muy fuerte relacionada con la ayuda al otro. No prestar ayuda puede suponer grandes sanciones y es vista como una obligación objetiva en el país asiático.

  • En Estados Unidos, ayudar es obligatorio, pero en las situaciones de grave necesidad o en las relaciones familiares.

Todo lo expuesto anteriormente trata de entender el altruismo más allá de la bondad o personalidad de una persona. El altruismo, como cualquier otra manifestación, es regulado por un mecanismo complejo en el que también tienen algo que decir los refuerzos y castigos, los beneficios y las normas sociales, favoreciendo o dificultando la conducta de ayuda.

Fuente: Psic. Loreto Martín Moya Fotos: Internet Imágenes: Internet

Bibliografía:
  • Bourdieu, P. (1990). Sociología y cultura (Colección Los Noventa). México: CNCA/Grijalbo.

  • Tajfel, H. (Ed.). (1978). Differentiation between social groups: Studies in the social psychology of intergroup relations. New York: Academic.


Los contenidos de La Mente es Maravillosa se redactan solo para fines informativos y educativos. No sustituyen el diagnóstico, el consejo o el tratamiento de un profesional. Ante cualquier duda, es recomendable la consulta con un especialista de confianza.

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