Cuando hablamos sobre qué estrategias asumir para hacer frente a nuestra ansiedad y a esos agujeros negros que nos rodean, cabe recordar una vez más, que no hay una misma fórmula que nos sirva a todos. El enfoque es siempre multidisciplinar, abarcando el área conductual, la cognitiva y la física. Asimismo, y no menos importante, también deberíamos considerar el área relativa a la alimentación. No podemos olvidar que tal y como nos revela un estudio llevado a cabo por el doctor Kim Huhman de la Universidad de Atlanta, el estrés social y la ansiedad producen cambios en la composición de la flora intestinal. Por tanto es recomendable que llevemos a cabo una alimentación donde no descuidar los probióticos, esenciales para fortalecer la microbiota de nuestro intestino.
“A lo único que debemos temer es al propio miedo”.
-Franklin D. Roosevelt-
Ese nudo en el estómago que muchos arrastramos tan a menudo en nuestro día a día y que a instantes nos quita la salud y el bienestar, puede resolverse poniendo en práctica varias de las recomendaciones que a continuación, vamos a detallar. Solo hay que poner voluntad, ser constante y recordar que no conviene dejar para mañana, la molestia o la preocupación que sintamos hoy.

Practica la respiración lenta y profunda.
Habla en voz alta y para ti sobre cómo te sientes: estoy enfadado porque siento esto y ocurre aquello otro.
Sal a caminar todos los días durante media ahora.
Pinta mandalas.
Deja que te hagan un masaje.
Pasea por un bosque.
Pregúntate: “¿Qué es lo peor que podría pasar?”. Entonces, respóndete “¿Cómo debería actuar si eso ocurriera?”.

Tómate un tiempo para trabajar activamente en la solución de un problema y deja que tu mente llegue a una solución en calma y sin presiones.
Tómate un baño relajante.
Perdónate a ti mismo por no prever un problema que ha vuelto a sucederse.
Haz limpieza en tu habitación, tira cosas que no utilices, que no te sirvan, que sean de otra etapa de tu vida.
Apaga el móvil, la televisión, deja que el silencio te abrace.
Queda con alguien con quien te sientas bien.
Haz hoy esa cosa que llevas tiempo posponiendo.

Medita.
Abraza a tu mascota.
Si has cometido un error crea un plan de acción para no se repita en el futuro.
Pregúntate si estás sacando conclusiones precipitadas y demasiado negativas sobre ciertas cosas.
Pregúntate si tu enfoque de pensamiento es algo catastrofista.
Haz un listado sobre las cosas que te gustan de ti.
Si hay alguien que te enturbia con su comportamiento, analiza por qué ocurre y qué podrías hacer al respecto.

Haz yoga.
Haz un cambio en la rutina de tu día
Antes de ir a la cama, lee. Deja que sea tu costumbre cotidiana en ese último momento del día.
Piensa en cómo te gustaría que fuera tu vida y en qué podrías hacer para lograrlo.
Pregúntale a un amigo qué hace él para hacer frente a su ansiedad.
Aprende a comer despacio, sin prisas.
Comprueba si está cayendo en errores de pensamiento: ¿lo personalizas todo?, ¿la vida para ti es solo en blanco y negro?, ¿todo lo bueno les pasa solo a los demás?

Hazte un regalo cada día: un paseo, una película, una hora de buena música…
Recuerda cómo afrontaste en el pasado un momento de dificultad.
Si estás imaginando un resultado negativo a algo que deseas hacer, cambia la ruta: imagina un resultado positivo.
Anota tres cosas que te preocupaban en el pasado y que nunca llegaron a suceder.
Haz algún tipo de ejercicio que no habías probado nunca: natación, zumba, tiro con arco…
No dudes en hacer tuyas gran parte de estas sencillas propuestas. El cambio que puedes experimentar en tu vida puede ser asombroso.

Fuente: Psic. Valeria Savater Redacción: Elvis Santiago Ochoa Fotos: Internet / Archivo
Comments