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Tipos de esquizofrenia

La esquizofrenia es uno de los trastornos psicológicos más investigados. La concepción que tienen los psicólogos del mismo ha ido evolucionando a lo largo del tiempo; por eso, hoy queremos hablar de la clasificación más aceptada.

La esquizofrenia constituye un trastorno mental grave que ha suscitado mucho interés y curiosidad, tanto en profesionales como en población general. Salvando las diferencias entre los distintos tipos de esquizofrenia, podemos hablar en general de una mala interpretación anormal de la realidad que se construye en base a alucinaciones, delirios y alteraciones del pensamiento y comportamiento. Esta forma de percibir el mundo afecta al funcionamiento diario de las personas y puede llegar a ser bastante incapacitante. De hecho, quien la padece necesita asistencia sanitaria para el resto de la vida, tanto médico como psicológico, con el objetivo de controlar los síntomas y que no se desarrollen otras complicaciones más graves.

Tipos de esquizofrenia

En primer lugar, la esquizofrenia es uno de los trastornos que se incluyen en los trastornos psicóticos, entre los cuales también se encuentran el trastorno delirante, el trastorno esquizoafectivo, o el trastorno esquizotípico de la personalidad, por ejemplo. A su vez, la esquizofrenia se ha clasificado en distintos subtipos en función de cómo se organiza el cuadro de síntomas. Actualmente, esta clasificación ha sido eliminada del Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales (DSM-V), ya que habían demostrado tener baja validez diagnóstica y menor utilidad clínica. El asunto es que la esquizofrenia muestra una alta heterogeneidad entre sus pacientes, así que clasificarlos, en realidad no tenía más utilidad que comunicarse entre profesionales. De hecho, varios estudios de investigación y revisión sistemática han apoyado la eliminación de la clasificación tradicional, ya que los datos no mostraban que existiera como tal.


Espectro de la esquizofrenia

En el nuevo manual se contempla la existencia del espectro de la esquizofrenia, en el que se especificarán los síntomas, sin necesidad de dividir en subtipos. Según estos criterios, para diagnosticar esquizofrenia, la persona debe padecer al menos dos síntomas durante al menos seis meses y afectando a su vida personal o laboral. Podemos dividir sus síntomas en dos categorías: los positivos y negativos. Los primeros indican la aparición de síntomas que no deberían manifestarse. En este caso, se refiere a la presencia de delirios, alucinaciones, anormalidades en el comportamiento motor y alteraciones del discurso -por ejemplo, incoherencia-. Los síntomas negativos, por su parte, hace referencia a la limitación de ciertas capacidades, lo que le impide vivir de forma general. Por ejemplo, la apatía, abulia, descuidar la higiene, o la disminución del tono del habla.

Clasificación clásica

A pesar de que ya no se prevé el uso de la clasificación clásica, es útil tener en mente los distintos tipos de esquizofrenia que se han contemplado desde siempre.

  • Esquizofrenia paranoide. De todos los tipos de esquizofrenia este es el más común. Presenta ideas delirantes, así como alucinaciones auditivas. En cambio, no suelen mostrar alteraciones en el estado de ánimo, en el lenguaje, ni síntomas de catatonía. Generalmente, las ideas delirantes suelen ser de persecución, de prejuicio o ambas. Además, las alucinaciones están relacionadas con esos delirios, que los acompañan de manera coherente. Esos síntomas positivos acaban generando ansiedad, ira, retraimiento y tendencia a implicarse en discusiones.

  • Esquizofrenia desorganizada o hebefrénica. En este tipo de esquizofrenia se presentan lenguaje y comportamiento desorganizado, junto con alteraciones emocionales. Puede haber algunas alucinaciones o delirios, pero éstas no suelen estar construidas de forma coherente. En el comportamiento desorganizado, es común que la persona presente muecas extrañas, manierismo y otros.

  • Esquizofrenia catatónica. Se caracteriza principalmente por alteraciones psicomotoras, como inmovilidad, mutismo o actividad excesiva. Esta actividad se produce sin propósito y no viene determinada por estímulos externos. Varían desde una postura rígida hasta una postura rara o inapropiadas. Para poder decir que se padece este tipo, debe cumplir todos los requisitos de esquizofrenia.

  • Esquizofrenia residual. A pesar de haber padecido un episodio psicótico, quien padece este tipo no muestra en el presente síntomas positivos, predominando los negativos.

  • Esquizofrenia indiferenciada. Este tipo se diagnosticaba cuando el cuadro esquizofrénico no encajaba en ninguna de las categorías anteriores, pero sí con los criterios generales.

Este trastorno mental presenta una sintomatología y un curso de la enfermedad bastante complejo, por lo que establecer diferentes tipos de esquizofrenia también supuso un reto. Es más, como se comentaba anteriormente, finalmente, y gracias a la investigación, se ha optado por eliminar la clasificación de cara a una mejorar los procesos de intervención.

Fuente: Psic. María Vélez Fotos: Internet


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