Las cosas cambian, las personas se van, la vida no se detiene por nadie.
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  • Foto del escritorLa Inigualable

Las cosas cambian, las personas se van, la vida no se detiene por nadie.

Tal como lo hace la naturaleza, que sigue su curso, que se transforma e incluso, cuando es necesario, evoluciona para renovarse, y todo, por una única razón, seguir presente. La vida es igual, incluso el tiempo; las manecillas del reloj avanzan imparables hacia adelante siempre. Aún con lo anterior, el ser humano en muchas ocasiones, a lo largo de su vida, pierde valioso tiempo estancándose en una etapa, por algo o por alguien.

El tiempo no vuelve, la vida tampoco lo hace. Incluso habrá personas que hoy estén a tu lado, pero si en un momento de tu existir haces una pausa para tomar aire y te detienes ahí, nadie más lo hará. Todos en un momento de nuestra vida tomamos un “descanso” o hacemos una pausa en nuestra cada vez más agitada forma de llevar la vida, en ocasiones para descansar, como ya lo he dicho y en otras, para tomar aire y continuar. Sin embargo, hay personas que se quedan ahí por diversas circunstancias: puede ser por hechos o situaciones vividas que nos han lastimado y nos cuesta salir de ahí, quizá porque nos hemos acostumbrado a esa zona de confort y no queremos dejarla, aún que con ello me haga daño emocionalmente hablando, o bien porque es bueno lo que nos está sucediendo y no queremos que termine.


Sin embargo, si yo me detengo, no a contemplar, sino a quedarme a “vivir” en ese lapsus emocional, todo habrá cambiado cuando yo reaccione. Teniendo un promedio de vida tan corto para pasar por este mundo, no puedo darme el lujo de que eso suceda.


Las personas, como el tiempo y la vida misma, son pasajeros en nuestro viaje por el mundo, debes saber que tarde o temprano partirán, ya sea que termines una relación y quizá te aferres a ella, quizá tendrás que cambiar de empleo y te sientes perdido por cambiar de tu zona de confort, los hijos tienen que partir a estudiar o trabajar fuera… todo cuando ocurra, debes dejarlo fluir, ya que de una o de otra manera, sucederá.


Los amores pasan, los amigos pasan, todo pasa en esta vida cubierta de tiempo. Es nuestra responsabilidad aprender a soltar, a dejar ir. Quizá hoy te puedas lamentar por alguien o algo que te deja, que se va o que por una u otra circunstancia, tuvo que llegar a su término. Lo más sano es soltar, dejar ir. Y las experiencias buenas atesóralas en tu mente y en tu corazón. Y de lo malo, extrae la experiencia para no volver a vivir lo mismo, y si llegara a suceder, que esta vez te tome la vida preparado. Nunca será lo mismo, jamás volverá a ser igual, pero lo que sí te puedo garantizar, es que habrás madurado y sabrás rescatar una mejor persona.


La vida pasa, todo pasa, las personas se van, pero sabes que? La vida sigue y no se detiene por nadie.


Artículo redactado originalmente por Elvis Santiago Ochoa

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