Poemas para mamá: Los 5 más bonitos del Día de las Madres para escribir el 10 de mayo
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Poemas para mamá: Los 5 más bonitos del Día de las Madres para escribir el 10 de mayo

Estos son los 5 poemas más bonitos del Día de las Madres para escribir el 10 de mayo.

Si quieres dedicarle algo especial a tu mamá, estos son los 5 poemas más bonitos del Día de las Madres para escribir el 10 de mayo. Estamos a dos días para celebrar el Día de las Madres, una de las celebraciones más significativas en México y qué mejor que prepararnos con un regalo especial. El 10 de mayo es una fecha muy importante para honrar la vida de una persona importante en nuestras vidas y que sin conocernos nos amó desde el primer día. Los 5 poemas más bonitos del Día de las Madres que te recomendamos, son:

Dulzura, de Gabriela Mistral

En este hermoso poema de la poeta chilena Gabriela Mistral, expresa todo el amor que siente hacia su madre y refleja esa unión maternal que viene desde el vientre de la madre.


Madrecita mía,

madrecita tierna,

déjame decirte

dulzuras extremas.

Es tuyo mi cuerpo

que juntaste en ramo,

deja revolverlo sobre tu regazo.

Juega tú a ser hoja y yo a ser rocío,

y en tus brazos locos tenme suspendido.

Madrecita mía,

todito mi mundo,

déjame decirte los cariños sumos.

A mi madre, de Edgar Allan Poe

El autor estadounidense, Edgar Allan Poe, le dedicó un poema a su madre adoptiva y que a pesar de la muerte de su madre biológica, en ella ha encontrado el amor.


Porque creo que en los cielos, arriba,

los ángeles que uno a otro se susurran

no hallan entre sus palabras de amor

ninguna tan devota como “Madre”,

desde siempre te he dado yo ese nombre,

tú que eres más que madre para mí

y llenas mi corazón, donde la muerte te puso, libre el alma de Virginia.

Mi propia madre, que murió muy pronto

no era más que mi madre, pero tú eres la madre de a quien yo quería,

y así eres más querida tú que aquella,

igual que, infinitamente, a mi esposa amaba más mi alma que a sí misma.

Las manos de mi madre, de Alfredo Espino

Alfredo Espino fue un poeta salvadoreño que a través de su poema Las manos de mi madre, hace referencia a lo maternal que nos acompaña día a día.


Manos las de mi madre, tan acariciadoras,

tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras.

¡Solo ellas son las santas, solo ellas son las que aman,

las que todo prodigan y nada me reclaman!

¡Las que por aliviarme de dudas y querellas, me sacan las espinas y se las clavan en ellas!

Para el ardor ingrato de recónditas penas,

no hay como la frescura de esas dos azucenas.

¡Ellas cuando la vida deja mis flores mustias son dos milagros blancos apaciguando angustias!

Y cuando del destino me acosan las maldades, son dos alas de paz sobre mis tempestades.

Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas, porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas.

Para el dolor, caricias; para el pesar, unción

¡Son las únicas manos que tienen corazón!(Rosal de rosas blancas de tersuras eternas:aprended de blancuras en las manos maternas).

Yo que llevo en el alma las dudas escondidas,

cuando tengo las alas de la ilusión caídas

¡Las manos maternales aquí en mi pecho son como dos alas quietas sobre mi corazón!

¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas! ¡Las manos de mi madre perfuman con terneza!

Cuando duerme una madre junto al niño, de Miguel de Unamuno

Este fragmento del poema Rimas, de Miguel Unamuno, evoca el estrecho vínculo que se produce entre madres e hijos. Un gran poema para dedicar y expresar todo el amor que sentimos por nuestra mamá.


Cuando duerme una madre junto al niño

duerme el niño dos veces;

cuando duermo soñando en tu cariño

mi eterno ensueño meces.

Tu eterna imagen llevo de conducho

para el viaje postrero;

desde que en ti nací,

una voz escuchoque afirma lo que espero.

Quien así quiso y así fue querido

nació para la vida;

solo pierde la vida su sentido

cuando el amor se olvida.

Yo sé que me recuerdas en la tierra

pues que yo te recuerdo,

y cuando vuelva a la que tu alma encierras te pierdo, me pierdo.

Hasta que me venciste

mi batalla fue buscar la verdad; tú eres la única prueba que no falla de mi inmortalidad.

Hay un lugar en el mundo, de Alda Merini

Esta bella composición, atribuida a la escritora y poeta italiana Alda Merini, nos enseña que el lugar más hermoso son en los abrazos de mamá.


Hay un lugar en el mundo donde el corazón late rápido,

donde te quedas sin aliento por la emoción que sientes,

donde el tiempo se detiene y ya no tienes edad.

Ese lugar está en tus brazos donde tu corazón no envejece,

mientras que tu mente nunca deja de soñar.

Fuente: Buenas Tareas Fotos: Internet


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